Fisiología del músculo cardiaco
El corazón está formado por tres tipos principales de músculo cardíaco: músculo auricular, músculo ventricular y
fibras musculares especializadas de excitación y de conducción. El músculo auricular y ventricular se contrae de manera
muy similar al músculo esquelético, excepto que la duración
de la contracción es mucho mayor. No obstante, las fibras
especializadas de excitación y de conducción se contraen
sólo débilmente porque contienen pocas fibrillas contráctiles; en cambio, presentan descargas eléctricas rítmicas automáticas en forma de potenciales de acción o conducción de
los potenciales de acción por todo el corazón, formando así
un sistema excitador que controla el latido rítmico cardíaco.
El músculo cardíaco es estriado igual que
el músculo esquelético. Además, el músculo cardíaco tiene
las miofibrillas típicas que contienen filamentos de actina y
de miosina casi idénticos a los que se encuentran en el músculo esquelético; estos filamentos están unos al lado de otros
y se deslizan entre sí durante la contracción de la misma
manera que ocurre en el músculo esquelético,
aunque en otros aspectos el músculo cardíaco es bastante
diferente del músculo esquelético.
Potenciales de acción en el músculo cardíaco
El potencial de acción que se registra en una fibra muscular
ventricular es en promedio
de aproximadamente 105mV, lo que significa que el potencial intracelular aumenta desde un valor muy negativo, de
aproximadamente –85mV, entre los latidos hasta un valor
ligeramente positivo, de aproximadamente + 20 mV, durante
cada latido. Después de la espiga inicial la membrana permanece despolarizada durante aproximadamente 0,2 s, mostrando una meseta, como se muestra en la figura, seguida al
final de la meseta de una repolarización súbita. La presencia
de esta meseta del potencial de acción hace que la contracción ventricular dure hasta 15 veces más en el músculo cardíaco que en el músculo esquelético.
Al menos dos diferencias importantes entre las propiedades de la membrana del músculo cardíaco y esquelético
son responsables del potencial de acción prolongado y de la
meseta del músculo cardíaco. Primero, el potencial de acción
del músculo esquelético está producido casi por completo por
la apertura súbita de grandes números de los denominados
canales rápidos de sodio que permiten que grandes cantidades
de iones sodio entren en la fibra muscular esquelética desde el
líquido extracelular. A estos canales se les denomina canales
«rápidos» porque permanecen abiertos sólo algunas milésimas
de segundo y después se cierran súbitamente. Al final de este
cierre se produce la repolarización y el potencial de acción ha
terminado en otra milésima de segundo aproximadamente.
En el músculo cardíaco, el potencial de acción está producido por la apertura de dos tipos de canales: 1) los mismos canales rápidos de sodio que en el músculo esquelético
y 2) otra población totalmente distinta de canales lentos de
calcio, que también se denominan canales de calcio-sodio.
Esta segunda población de canales difiere de los canales rápidos de sodio en que se abren con mayor lentitud y, lo que
es incluso más importante, permanecen abiertos durante
varias décimas de segundo. Durante este tiempo fluye una
gran cantidad de iones tanto calcio como sodio a través de
estos canales hacia el interior de la fibra muscular cardíaca,
y esto mantiene un período prolongado de despolarización,
dando lugar a la meseta del potencial de acción. Además, los
iones calcio que entran durante esta fase de meseta activan el
proceso contráctil del músculo, mientras que los iones calcio
que producen la contracción del músculo esquelético proceden del retículo sarcoplásmico intracelular.
La segunda diferencia funcional importante entre el músculo cardíaco y el músculo esquelético que ayuda a explicar
tanto el potencial de acción prolongado como su meseta
es este: inmediatamente después del inicio del potencial deacción, la permeabilidad de la membrana del músculo cardíaco a los iones potasio disminuye aproximadamente cinco
veces, un efecto que no aparece en el músculo esquelético. Esta
disminución de la permeabilidad al potasio se puede deber al
exceso de flujo de entrada de calcio a través de los canales
de calcio que se acaba de señalar. Independientemente de la
causa, la disminución de la permeabilidad al potasio reduce
mucho el flujo de salida de iones potasio de carga positiva
durante la meseta del potencial de acción y, por tanto, impide
el regreso rápido del voltaje del potencial de acción a su nivel
de reposo. Cuando los canales lentos de calcio-sodio se cierran después de 0,2 a 0,3 s y se interrumpe el flujo de entrada
de iones calcio y sodio, también aumenta rápidamente la permeabilidad de la membrana a los iones potasio; esta rápida
pérdida de potasio desde la fibra inmediatamente devuelve el
potencial de membrana a su nivel de reposo, finalizando de
esta manera el potencial de acción.
La velocidad de la conducción de la señal del
potencial de acción excitador a lo largo de las fibras musculares auriculares y ventriculares es de aproximadamente 0,3 a
0,5 m/s, o aproximadamente 1/250 de la velocidad en las fibras
nerviosas grandes y aproximadamente 1/10 de la velocidad en
las fibras musculares esqueléticas. La velocidad de conducción en el sistema especializado de conducción del corazón,
en las fibras de Purkinje, es de hasta 4 m/s en la mayoría de las
partes del sistema, lo que permite una conducción razonable-
mente rápida de la señal excitadora hacia las diferentes partes
del corazón.
Período refractario del músculo cardíaco.
El músculo
cardíaco, al igual que todos los tejidos excitables, es refractario
a la reestimulación durante el potencial de acción. Por tanto,
el período refractario del corazón es el intervalo de tiempo,
durante
el cual un impulso cardíaco normal no puede reexcitar una
zona ya excitada de músculo cardíaco. El período refractario normal del ventrículo es de 0,25 a 0,30s, que es aproximadamente la duración del potencial de acción en meseta
prolongado. Hay un período refractario relativo adicional de
aproximadamente 0,05s, durante el cual es más difícil de lo
normal excitar el músculo pero, sin embargo, se puede excitar con una señal excitadora muy intensa. El período refractario del músculo
auricular es mucho más corto que el de los ventrículos (aproximadamente 0,15 s para las aurículas, en comparación con
0,25 a 0,30 s para los ventrículos).
Referencia:
Guyton,A.(2016).TratadodeFisiologíaMédica.Barcelona,España:Elsevier.
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